Cada año millones mueren de hambre y enfermedades. Niñas y niños quedan huérfanos, las mujeres son abusadas, los pobres siguen siendo esclavizados, las familias continúan siendo violentadas... todos sin la posibilidad de cambiar su situación ni de obtener justicia.
Todas las naciones, poderosas o no, devastan el planeta, todas las personas consumen y destruyen todo lo que encuentran a su paso; la paz también se destruye: la desintegración social es un síntoma propio de nuestra época, como lo son las familias disfuncionales, la intolerancia a los grupos minoritarios, el repudio a los sectores más vulnerables de nuestras sociedades hoy en América Latina.
¿Dónde está la verdad? ¿Cómo podemos ahora predicar la igualdad? ¿Dónde está el valor de la vida humana? ¿Quién se hará cargo de la naturaleza? ¿Quiénes cuidarán las plantas, los animales, los minerales y todos los recursos que nosotros mismos estamos acabando? ¿Dónde está la justicia? ¿Quién traerá justicia a nuestro mundo lastimado, moribundo, a punto de desaparecer?
Las y los jóvenes nazarenos en la Región MAC somos convencidos de que la justicia de Dios se basa en su amor y su santidad –atributos de Dios que hacen la obra salvadora en todos los sentidos, especialmente la obra salvadora que significa amparo para los pobres, alimento para los huérfanos, sustento a las viudas y abrigo para los forasteros. Desde el Antiguo Testamento la justicia se establece como una expresión social, y como Pueblo de Dios también deseamos hacer justicia social en todos los sentidos de la vida. En el Nuevo Testamento, en especial con la figura de nuestro Salvador y Señor Jesucristo, la justicia es una expresión imprescindible de la voluntad de Dios.
Sub-Lema 2009 Una Justicia
